Escasez de microchips afecta a la industria automotriz a nivel mundial

¿Qué sucede ahora?

Una gran cantidad de fabricantes de todo el mundo tiene problemas para abastecerse de microchips, esto ha ocasionado el retraso de la producción y entrega de ciertos productos. Además, existe una posible amenaza en los precios que pagan los consumidores.

Los factores que impulsaron esta crisis son demasiados, entre ellos se encuentra la pandemia de coronavirus que provocó el cambio los hábitos de compra de los consumidores.

Ante esta situación los fabricantes de automóviles redujeron los pedidos de chips, mientras que otras empresas tecnológicas acapararon todos los que pudieron.

¿La industria automotriz se verá afectada?

Durante la pandemia, los fabricantes de autos fueron obligados a cerrar sus fábricas. Esto ocasionó que las empresas productoras de semiconductores reasignen la capacidad de microchips a fabricantes de computadoras portátiles, dispositivos de juegos y teléfonos inteligentes. Productos que tuvieron alta demanda por los consumidores que no pueden salir de casa.

Sin embargo, después las ventas de autos se recuperaron y las fábricas de automóviles aumentaron su producción. Pero el inconveniente fue que los fabricantes de microchips dejaron a la industria automotriz en último lugar para adquirir los implementos necesarios para su fabricación.

Marcas con problemas

Marcas como Volkswagen, Ford, Fiat, Chrysler y Nissan fueron obligados a principios del año a adaptar su producción de autos, y en algunos casos paralizaron sus plantas debido a la escasez de semiconductores. Y el problema actual sigue afectando a la industria.

Según la empresa de investigaciones con sede en Londres, IHS Markit señaló que la escasez de chips pone en riesgo la producción de 1,3 millones de coches y camionetas en el primer trimestre del año.

¿Y ahora qué?

Con esta crisis de escasez de semiconductores, la producción no solo de vehículos, también electrodomésticos y teléfonos móviles tendrán un efecto negativo en su producción. Esto tendrá un fuerte impacto en los consumidores, ya que se verán obligados a esperar más tiempo para comprar sus productos.

Por último, algunas fábricas que están reduciendo su producción sufrirán un impacto negativo en sus cuentas. Esto afectaría a sus accionistas, empleados y también futuras inversiones.